Vicente nos envía este interesante artículo que ha elaborado para la revista Orleyl, y que comparte con nosotros para que lo publiquemos. Sin duda, como hemos dicho, un honor dado su valor como investigación de esa parte tan humana de nuestra guerra de la que nos queda tanto por saber, aparte de documentar una biografía que, como otras tantas, resulta admirable desde nuestro momento histórico.
Emilio Marin Tur, legionario de la 2. ª Compañía Montada del 2.º R.E.I. en Ksar Es Souk, prestigiosa unidad de élite en la historia de la Legión Extranjera Francesa (Fotografía del álbum de Emilio Marin Tur, propiedad del autor)
Vamos con lo que nos cuenta Vicente Falcó;"Los españoles republicanos desempeñaron un papel importante como combatientes después de la Guerra Civil Española (1936-39), ofreciéndose voluntarios a ejércitos extranjeros. Los que se alistaron a la Legión Extranjera Francesa o al Ejército Británico sirvieron en la mayoría de los teatros de guerra de la Segunda Guerra Mundial. Este es el caso de Emilio Marín Tur.
Emilio Marin Tur (1914/2000) natural de la Vall d´Uixó era hijo de Emilio Marin López y Rosario Tur Benedito, de profesión barbero, ayudaba a su padre barbero-dentista (quien fue un extraordinario jugador de pelota valenciana del que han quedado varias anécdotas en la prensa de la época). En 1936 cuando comenzó la guerra española contaba 22 años y vivía en la casa de sus padres en la Plaza de la República n.º 14 de Vall d´Uixó (actual Pza. del Xorros).
Se alistó voluntario en el Ejército Popular de la República, como tantos españoles combatientes por su “lealtad geográfica”, interviniendo en la batalla del Ebro donde se decidió el final de la Guerra Civil.
Tras la “Retirada” o éxodo republicano, pasando a Francia en el mes de febrero de 1939, fue confinado cerca de Perpiñán en el campo de concentración de Saint-Cyprien (llamado campo de “internamiento” por Francia), situado en una playa virgen a cuatro km. del pueblo de su mismo nombre, rodeado de alambradas de púas por todos lados menos por el mar. Allí pasaría terribles penalidades al igual que el resto de refugiados republicanos españoles, privados de todo tipo de servicios, -no había ningún tipo de construcción ni barracones para cobijarse ni retretes, expuestos a epidemias y vigilados por tropas coloniales senegalesas armadas-. De 80.000 refugiados en febrero de 1939, un mes más tarde, pasaron a ser 90.000 refugiados donde faltaba de todo, agua potable y principalmente comida.
En una de las conversaciones que mantuve con Emilio me contó, que fue protagonista en un asalto nocturno a una gran tienda de campaña militar, donde se guardaban las hogazas de pan custodiadas por un fornido soldado senegalés. En dicho asalto, el mismo Emilio intervino con otros compañeros acuciados todos por el hambre y falta de víveres. Tras lograr pasar la doble alambrada cortaron la lona de la tienda viéndose cara a cara con el sorprendido guardián… Al día siguiente hallaron al senegalés muerto, al parecer dijeron: por un “infarto”…
Las autoridades francesas deseando resolver el problema del hacinamiento en los campamentos, y siendo conscientes de que muchos de los refugiados españoles eran veteranos de la guerra en España, podrían aprovechar su experiencia militar, les ofrecieron dos opciones: regresar a España, con el peligro que suponía de ser encarcelados someterse a un consejo de guerra y ser condenados a muerte, o enrolarse a la Legión Extranjera Francesa. Emilio optó, como otros españoles por la segunda opción, siendo trasladado a Sidi Bel Abbés (Cuartel General de la Legión Extranjera en la Argelia Francesa) donde firmó su contrato por cinco años de permanencia, para poder integrarse en los nuevos regimientos de Infantería de la Legión Extranjera -una de las unidades militares más legendarias de la historia-, y cuya realidad era bastante diferente a la imagen romántica que conocemos de algunas novelas o el cine: “Beau Geste” (1939), “Marruecos” (1930) o más modernamente “Fort Saganne” (1984).
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En esta situación de incertidumbre o desorientación, también vivida por Emilio, influyó para que abandonara la Legión Extranjera Francesa antes de cumplir el contrato de cinco años (por lo qué le fueron negadas algunas de sus condecoraciones) optando por pasar al Ejército Británico y luchar contra los nazis hasta finalizar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Ello le valió las condecoraciones británicas que conservaba su viuda con el álbum de fotografías de Emilio.
Gregoria Monzón Varela, había sido trabajadora en un hospital cuando conoció a Emilio en Londres, casándose y formando un hogar. Emilio trabajaría en una empresa de electricidad al terminar la guerra hasta su jubilación. Al aprobarse en 1977 la Ley de Amnistía que permitía regresar a España a todos los exiliados republicanos españoles, volvieron a España instalándose en Vall d´Uixó.
Durante los años 60 Emilio recibió, en dos ocasiones, una misma carta -de apariencia oficial- diciéndole que si volvía a España no se tendría en cuenta el haber combatido contra Franco. Emilio no se fió hasta que se promulgo la Ley (46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía). Emilio y Goya habían comprado un piso en Vall d´Uíxó, con el dinero que estuvieron mandando periódicamente desde Inglaterra a su hermana Milagros Marín Tur, casada con Manuel Bernal Vives, vecinos de Vall d´Uixó, pero rompieron las relaciones cuando vinieron de Inglaterra.
Emilio en su juventud, era conocido de mi familia ya que él había vivido hasta los 21 años en la plaza de la República (“Pza. dels Chorros”) donde vivían también mi abuelo, el maestro don Paco Fuertes Antonino y su familia (con hijos de la misma edad que Emilio). Además cuando se estableció en Vall d´Uixó era cliente de la sucursal del Banco de Valencia S.A. donde yo trabajaba, volviéndose a reactivar la vieja amistad. Coincidió también, que de vivir en Vall d´Uixó el matrimonio paso a vivir a la calle Peruga de la playa de Moncofar, donde mis padres tenían una vivienda de verano en esa misma calle. Durante varios veranos Emilio venía casi diariamente a mi casa de la playa, le gustaba caminar paseando a su perro y se sentaba en la terraza a charlar con mi padre o nos contaba alguna anécdota de su historia y aventuras.
Allí nos enseño su álbum de fotografías (auténtico documento histórico, con más de 200 fotografías del tiempo que estuvo en la Legión Extranjera Francesa). Este álbum lo conservo yo como una auténtica joya. Me lo regaló Goya (su viuda), tras fallecer Emilio el año 2000 cuando contaba 86 años, pues ella -amiga de mi madre- sabía el afecto que les teníamos a los dos (Emilio y Goya no tuvieron descendencia). Posteriormente Goya vendió su casa de la playa de Moncofar y se fue a vivir con una sobrina suya a Madrid.
Hasta aquí un breve resumen de la biografía del combatiente Emilio Marin Tur, un republicano español, al que le toco vivir una época extrema, llena de dificultades y conflictos: Guerra Civil Española, confinamiento en campo concentración de Francia, Legión Extranjera Francesa (2.ª C.M. Ksar Es Souk), y 2.ª Guerra Mundial en Europa. Con este artículo ha sido mi intención reivindicar su memoria (al cumplirse el 80 aniversario del final de la 2.ª Guerra Mundial) dando testimonio de un vallero que el destino le llevó durante 10 años (1936-1945) a combatir en tres ejércitos diferentes y estar 40 años exiliado fuera de su pueblo.
La Cruz del Combatiente ("Croix du combattant") está destinada a quienes combatieron por Francia. Los Poilus (soldados de combate franceses) de la Primera Guerra Mundial lucharon para que el gobierno reconociera un estatus especial para aquellos que habían luchado en las trincheras (a diferencia de los que sirvieron detrás de las líneas
Un decreto establece que las disposiciones de la Ley de 1930 relativas a la asignación de la la Cruz de Combatiente eran aplicables a los participantes de la guerra de 1939-1945.
La Cruz se otorga en diferentes casos:
- Por el servicio de primera línea por el Ministerio de Defensa: 90 días de servicio o una herida o enfermedad recibida o contraída durante el servicio, o 90 días de detención por parte del enemigo.
- Por el servicio con cualquier unidad: mención en los despachos por valor, o participación directa en cinco combates, o una herida en acción, o captura por el enemigo sin aplicación de la Convención de Ginebra.
La medalla está formada por una cruz patinada en bronce de 36 mm de ancho con una corona de laurel entre los brazos de 36 mm de ancho. En el anverso en el centro, la efigie de la República con un casco Adrian coronado con hojas de laurel rodeado por la inscripción en relieve REPUBLIQUE FRANCAISE (REPÚBLICA FRANCESA). En el reverso, la inscripción en relieve CROIX DU COMBATTANT (CRUZ DE COMBATIENTE) a lo largo de la circunferencia inferior enmarcando una espada vertical apuntando hacia abajo, los rayos sobresalen horizontalmente y hacia arriba desde la empuñadura en un arco de 180°.
La cruz del combatiente es una condecoración honoraria francesa creada en 1930 para los «Poilu», modificada posteriormente para ser otorgada a los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos relacionados con el ejército francés.
Poilu es un término del argot militar utilizado para referirse a la infantería francesa de la Primera Guerra Mundial que significa, literalmente, peludo. El Poilu de la Primera Guerra Mundial quería que la nación reconociera un estatus especial para aquellos que habían participado en los duros combates de 1914-1918. La ley del 19 de diciembre de 1926 creó la carta de combatiente para los de la Primera Guerra Mundial, pero también para los de 1870-1871 y las guerras coloniales antes de la Primera Guerra Mundial. La condecoración no fue creada hasta tres años después por la ley del 28 de junio de 1930.
El proyecto seleccionado por el jurado es obra de M. Doumenc, veterano de guerra. Tiene la forma de una cruz pattée a las ramas conectadas por una corona de laurel. El medallón central está marcado República Francesa con una efigie de la República con un casco de laureado. En el reverso, una espada está coronada por rayos con la mención de la cruz del combatiente. La cinta de 37 mm de ancho es de color azul horizonte con siete líneas rojas más maduras verticales de 1.5 mm
La variante del Gobierno de Vichy
El 28 de marzo de 1941, el Estado francés creó una Cruz de combatiente específica de 1939-1940: la insignia era estrictamente la misma que la de la Gran Guerra pero con la adición de las fechas de 1939-1940 en el reverso. La cinta tenía el mismo fondo azul horizonte pero con 5 bandas negras verticales (2 de 4,5 mm en los bordes y 3 de 2 mm en el centro). Cabe señalar que habría habido una versión diferente de la cinta: horizonte azul con 7 líneas verticales negras regulares de 1,5 mm. Por orden del 7 de enero de 1944, se prohíbe el uso de la Croix du Combattant 1939-1940.
Un decreto del 29 de enero de 1948 establece que las disposiciones de la ley de 1930 relativas a la asignación de la tarjeta de combatiente y la cruz del combatiente son aplicables a los participantes en la guerra de 1939-1945
Medalla Británica de Guerra 1939-1945 Segunda Guerra Mundial, conocida como “War Medal 1939-1945”. Otorgada a todos aquellos que sirvieron en las Fuerzas Armadas y la Marina Mercante al menos durante 28 días entre el 3 de septiembre de 1939 y el 2 de septiembre de 1945.
En el anverso aparece la efigie de Jorge VI y la inscripción GEORGIUS VI G.BR.OMN.REX ET INDIAE IMP. En el reverso aparece un león que está encima de un dragón bicéfalo con la fecha 1939 - 1945 en la parte superior derecha.
Medalla de la Defensa 1939 Británica de la Segunda Guerra Mundial, conocida como “Defense Medal” 1939. Otorgada por el servicio no operativo en las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional, el Servicio de Defensa Civil y otros servicios durante el período del 3 de septiembre de 1939 al 8 de mayo de 1945.
Medalla Estrella “STAR 1939-1945”. Gran Bretaña. Medalla de campaña militar instituida en 1943 se otorgó por seis meses de servicio operativo durante la Segunda Guerra Mundial. En anverso lleva el monograma GRI y debajo la cifra VI. A su alrededor la inscripción THE 1939-1945 STAR.
FUENTES Y BIBLIOGRAFIA:
- EMILIO MARÍN TUR.
Conversaciones personales con el autor.
-Álbum de
fotografías de Emilio del tiempo que estuvo en la Legión Extranjera
Francesa.
- Archivo
Municipal de La Vall d´Uixó.
PIERRE PUCHEU. “MA VIE. Notes Écrites a Ksar es Souk, a la prison civile de Meknès et a la
prison Militaire D´Alger”. Archives D´Historire Contemporaine.
Paris, 1948.
-OCÓN GIMÉNEZ,
ÁNGEL: https://untanquedesietepesetas.blogspot.com/2024/09/1t7p-las-companias-montadas-de-la-html
VICENTE FALCÓ FUERTES
Nota final
La capitulación de Francia ante el Tercer Reich el 24 de junio de 1940 dejó en el más absoluto desamparo a los españoles refugiados en este país tras la Guerra Civil. Obligados por Vichy a continuar movilizados en la Legión Extranjera e integrar los Grupos de Trabajadores Extranjeros, muchos regresaron sin garantías a una España franquista donde les esperaba, en muchas ocasiones, la cárcel o el pelotón de fusilamiento. Otros, presentes o huidos al norte del África francesa, integraron los Cuerpos Francos de África, primero, y los ejércitos de la Francia Libre, más tarde. Jóvenes, pero con amplia experiencia militar, tras derrotar al Afrika Korps en Túnez, un puñado de ellos se convirtió en el núcleo inicial de la Nueve: la 9.ª compañía de combate del 3.er Batallón del Regimiento de Marcha del Chad; unidad que formaba parte de la 2.ª División Blindada del general Leclerc. Formados y entrenados en África e Inglaterra, tras desembarcar en Normandía a principios de agosto de 1944, los miembros de la Nueve iniciaron entonces un itinerario de combate de casi dos años en Europa, que les llevó a ser parte protagonista de la liberación de París el 24 de agosto de 1944 primero, la reconquista de Estrasburgo más tarde y de la ocupación de Alemania en la parte final del segundo conflicto mundial. No en vano, en mayo de 1945, los hombres de la Nueve, una compañía que tras dos años de lucha prácticamente ininterrumpida había perdido buena parte de su acento español, concluyeron en Baviera una guerra que, para muchos había empezado en España 1936. El 7 de mayo de ese mismo año, a los pies del refugio de Hitler en Berchtesgaden, los integrantes de la Nueve fueron informados de la capitulación alemana. La Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin. Nacía un mito, el de la Nueve.Comentario final del autor-
Mi artículo en la revista Orleyl, como indica el título, trata de una parte de la biografía del vallero, Emilio Marin Tur, que al igual que otros españoles le tocó vivir en una época extrema, llena de dificultades y conflictos armados, como fueron:
Guerra civil española (1936-39). Una guerra llamada de “lealtad geográfica, puesto que nuestro personaje vivía en Vall d´Uixó cuando estalló la guerra, tuvo que luchar al lado del ejército republicano”.
Exilio en Francia tras “la retirada” o éxodo republicano de 1939. Estuvo confinado en el campo de concentración de Saint-Cyprien.
Alistamiento en la legión extranjera francesa firmando su contrato de permanencia para cinco años, tuvo que combatir en una de las unidades militares más legendarias de la historia cuya realidad era bastante diferente de la imagen romántica que conocemos por algunas novelas o el cine.
Baja en la legión y 2ª guerra mundial. Tras la invasión británico-estadounidense (operación Torch) noviembre de 1942 y la liberación del norte de áfrica (1943) Emilio abandonara la legión uniéndose a los británicos con quienes tuvo que luchar en la 2ª guerra mundial hasta finalizar en 1945 -siendo condecorado por ellos- dando fin a 10 años de conflictos armados. Tras casarse y formar su hogar en Londres volvió a España al proclamarse la ley de amnistía de 1977.
Otro aspecto de mi artículo no menos interesante para mí, (aparte de haber conocido a Emilio y su esposa al venir a España), ha sido la investigación llevada a cabo a través del álbum de fotografías, más de doscientas, que goya (su viuda) me regaló cuando falleció Emilio, y que me han permitido descubrir algunos aspectos desconocidos del mismo Emilio (hombre sencillo, modesto y noble, que nunca alardeo de ellos).
Por ello, he considerado realizar este trabajo, -cuando se cumple el 80 aniversario del final de la 2ª guerra mundial en la que combatió Emilio Marín- y al mismo tiempo dar testimonio de un vallero al que el destino llevó en diez años 1936-1945 a luchar en tres ejércitos diferentes y estar más de 40 años exiliado fuera de su pueblo.
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